viernes, 31 de diciembre de 2010

A donde te lleven los pasos

Hay cientos de lugares que aun no conoces,
rincones de la ciudad llenos de gatos,
de historias que esperan ser descubiertas.
Caminas por las calles de Milán sin rumbo fijo,
a donde te lleven los pasos,
sin saber que a la vuelta de la esquina
se esconden los secretos de tu alma,
joven y desnuda.
Miras el reloj y te das cuenta de cómo corre el tiempo,
de cómo se presta el invierno para bailar despacio.
Y ahora que paseamos por Santiago,
cierras los ojos y respiras,
respiras envolviéndote de recuerdos del otoño,
esos meses que cambiaron tu vida
y te dieron una sonrisa diferente,
con más luz y algo más de picardía. 
Y ahora que paseamos por Santiago,
me hablas de pasadizos, de noches romanas,
de autobuses y alcohol, de canciones italianas.
Y yo sigo aquí con mis discos, con mis letras inacabadas,
admirando tu valor,
escuchando el silencio que un día me regalaste,
rodeada de apuntes, libros y atlas,
echando de menos tus descubrimientos musicales,
esperando al verano para poder seguir
conociéndote.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Sonríes

Sonríes, en mi mirada sonríes
y yo siento tu boca.
Esos labios cercanos
en los que descubrí mis maneras,
en los que perdí la vergüenza.
Sin prisa, a oscuras,
aparcados en la mejor de las calles,
a punto de arrancar hacia otro encuentro
algo más improvisado y pasional.
Pasa la tarde
y la noche
y pasa mi vida. 
Y tú preguntas algo acerca del tiempo y del espacio,
de la importancia de los días,
y poco a poco,
como quien huye de la soledad, 
dibujamos nuestro futuro en el vaho del cristal.

lunes, 27 de diciembre de 2010

Nostalgia navideña

Cuando las noches son más frías y largas
se apodera de mí la nostalgia.
Quizás no sea ni el frío ni la noche,
quizás tan sólo se trate
de esa melodía, de cómo van y vienen las voces,
de cómo guardan silencio las ausencias.
El recuerdo de momentos vividos,
de instantes que cambiaron la vida,
que sortearon
mi suerte.
Las puertas que se cerraron a mi paso
y los caminos que he abandonado
se dibujan como un laberinto en mis pensamientos, 
cuando las noches son más frías y largas,
cuando duermo con la nostalgia;
aparecen las sombras del pasado,
más felices que ayer y
menos tristes que mañana.
Cuando el tiempo se va, sólo quedan los abrazos.