viernes, 2 de diciembre de 2011

Las noches que no dormiremos en Berlín

Hoy me han venido a visitar los hijos que nunca tendremos,
he tenido que terminar con todas las copas que nos esperaban en los bares.
Es curioso ver cómo el tiempo que un día nos prometimos
desaparece entre mi voz, condenado por palabras sinceras.
Los museos que nunca veremos (juntos por lo menos)
y las noches que no dormiremos en Berlín,
han llegado desde un falso futuro como horribles provocaciones
que me llevan a pensar de nuevo en ti,
en todo lo que podríamos haber sido
si yo no fuese tan exigente,
si tú no fueses tan peculiar.
No habrá más fotografías, conciertos,
hoteles, estrellas,
no habrá más amor.
Ha empezado una etapa de recuerdos,
de echar a veces de menos,
de salitre y sentimientos aferrados al cuerpo.
Tu ausencia será mi pena y a la vez mi salvación. 

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