sábado, 31 de diciembre de 2011

"Entre olas oceánicas"

Entre olas oceánicas se despide un viejo año
dejándome rodeada de historias y sonrisas,
de grandes momentos,
de té rojo y cocodrilos;
encontrando secretos debajo de las piedras,
y con la culpa del viento a la espalda
descubro que aun me falta mucho
para estar preparada
para la vida,
para el amor,
para pagar las facturas de la luz.

Con 120 poemas de Ángel González en el bolso
y 26 años sonando en todas partes,
me dirijo velozmente hacia un nuevo año.

En busca de instantes únicos,
de apuntes interesantes,
de nuevas novelas, canciones,
historias en vagones y viajes
al fin del mundo,
a lugares escondidos entre el paisaje,
a nuevas ideas, personas, abrazos.

Nunca había visto un mar tan verde,
con tantos matices,
tan lleno de esperanza.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Las noches que no dormiremos en Berlín

Hoy me han venido a visitar los hijos que nunca tendremos,
he tenido que terminar con todas las copas que nos esperaban en los bares.
Es curioso ver cómo el tiempo que un día nos prometimos
desaparece entre mi voz, condenado por palabras sinceras.
Los museos que nunca veremos (juntos por lo menos)
y las noches que no dormiremos en Berlín,
han llegado desde un falso futuro como horribles provocaciones
que me llevan a pensar de nuevo en ti,
en todo lo que podríamos haber sido
si yo no fuese tan exigente,
si tú no fueses tan peculiar.
No habrá más fotografías, conciertos,
hoteles, estrellas,
no habrá más amor.
Ha empezado una etapa de recuerdos,
de echar a veces de menos,
de salitre y sentimientos aferrados al cuerpo.
Tu ausencia será mi pena y a la vez mi salvación. 

jueves, 17 de noviembre de 2011

Martes, 15 de noviembre, Santiago.

No recuerdo ningún noviembre como este,
tan lleno de ausencias, de niebla, de cristales mojados.
Jugando a ser héroes en las calles más apartadas y oscuras de la ciudad.
Yo no sé cómo he llegado a esta esquina,
a esta curva que destroza las rectas de mi pasado,
a este vértice de sentimientos encontrados,
de silencios que se han cansado del silencio,
de secretos que se intuyen en el aire. Vuelan.
No recuerdo ningún martes como este,
tan frío, con ese espectro de luz
que hace ver los sentimientos con matices diferentes.
Esa sensación de nunca haber estado.
Y ahora sólo sé que a pesar de tantos años, del engaño,
ocultando mis verdades,
a pesar de todo el tiempo que invertido en estas calles,
me estoy acercando de nuevo
a otro de esos cruces, donde el destino vuelve
a ser un niño, a disculparse por la cobardía
y los círculos inventados.
No recuerdo ningún instante como éste,
en el que tuviera tan claro no volver
a las tradiciones de mi pasado.

jueves, 13 de octubre de 2011

Misterios del pasado

He estado pensando en todos los momentos que vivimos juntos,
desde aquel primer beso en tu calle, después de clase,
con los coches pitando y el ruido de botellas
que se rompen en la lejanía.
Recuerdo los nervios del momento,
la noche y las farolas de tu barrio,
el escalofrío que recorría nuestros cuerpos.
Recuerdo tu guitarra en el suelo,
el motor apagado,
el frío de enero en nuestros brazos.
Tu sonrisa callada
y otro coche pasando.

Recuerdo aquel concierto de Andrés Suárez,
abrazados al fondo, en la barra,
bailando con el futuro.
Tu gabardina de cuero. Tu beso de despedida.

Recuerdo tu voz, tus manos,
el disco de Bryan Adams.
La Torre Eiffel.

Recuerdo tantas cosas…

Me quedo con la primera noche
en el sofá destartalado,
con no dormir e irme a clase,
despertándome con tus besos, caricias y abrazos.
Con las ganas de volver a verte
escapando de mis horarios.
Con las tardes de cine
y las películas que nunca acabamos.

Regreso a aquel verano
en el que perdí mis miedos,
el terror a sentir,
a escribir cientos de letras.

Vuelvo a aquel tren,
al largo paseo marítimo,
a la habitación de nuestro hotel.
El tiempo de agua en aquella bañera,
nuestros orgasmos de diciembre.
Doce meses a tu lado.

Renovamos las horas, transformamos la arena,
inventamos relojes de semanas enteras.
Confiamos en nuestra manera de sentir,
en todas las canciones de Antonio Vega.
Llegó mayo y después otro verano
y volvimos a huir,
a encontrarnos con la luz de aquel faro.

Y hoy, volviendo a aquella torre,
me he dado cuenta de todo el tiempo que ha pasado,
de cómo vuelan los años.
Hoy, volviendo a aquella torre,
he descubierto los misterios del pasado.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Posos de té

Mira cómo pasa la vida en el retrovisor del coche,
en el cristal de esta cafetería,
en los posos del té que me voy a beber
en esta tarde de parque y terrazas.
Los posos de té que revelan un futuro incierto,
lleno de olas que tal vez me lleven a orillas lejanas.

Y revuelvo de nuevo, perdiéndome
en el remolino que dibuja la cuchara
persiguiendo una espiral de pensamientos
que me llevan otra vez a las olas,
a las orillas lejanas en las que algún día…

Y me acuerdo de ti, cuando veo a esa pareja
que se inicia en sus inocentes labios de café,
aventurándose en un mundo de experiencias,
aventurándose como lo hacíamos nosotros
aquellas tardes de cine, en el parque,
en la terraza del bar de Miguel,
una y otra vez, recuerdos que me llevan a las olas,
a las orillas lejanas que algún verano descubrí,
a tu lado.

Y son estos momentos en los que a solas,
observando los posos del té,
pienso en qué habrá sido de ti, de tus sueños.
Son los sonidos de cualquier café,
los que me invitan a trazar espirales,
a navegar en busca de un tiempo lejano,
un tiempo perdido.
Sonidos que me llevan a aquellas olas,
a las orillas lejanas
en las que hace años descubrí algo
contigo a mi lado.

Cinco minutos

Cinco minutos son suficientes
para deshacer el mundo,
para volver a caer
en lugares en los que algunas madrugadas
compartimos mucho más que abrazos,
en rincones en los que he amontonado
minutos pasados, sentimientos olvidados,
antiguas borracheras y sueños acabados.

Cinco minutos fueron suficientes
para decidir  mi destino,
para empezar a subir
a alturas desproporcionadas,
evitando la estática que imponían tus horas,
desapareciendo de tus noches monomaníacas
en busca de reconocimientos vanos.

Cinco minutos serían suficientes
para explicarte la dirección que he tomado,
el cambio de rumbo de los barcos,
los diferentes modos de ver la vida
sin cumplir los deseos de tu mente,
superando la ineptitud de tus manos.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

No me preguntes por qué la intimidad de la noche
ha dejado ese gran silencio en la ventana,
no preguntes por qué me he enredado de nuevo en hilos de dudas,
en laberintos sin salida de locura.

No cuestionaré el pasado ni el futuro que un día imaginamos,
pero no me pidas que viva el presente
porque siendo prisionera de la noche,
de la intimidad,
prisionera de tantos silencios en la ventana,
lo único que me queda de presente
es el deseo de morirme de nuevo en tus labios.

domingo, 26 de junio de 2011

De todos los destinos que se ofrecen esta noche...

De todos los destinos que se ofrecen esta noche
en el bar, en la avenida,
entre farolas y letras de neón,
escojo la luz de tus ojos, las líneas de tus labios,
que se abren para perderme,
sin billete de vuelta a la mediocridad.

De todos los trenes que salen esta noche,
entre maletas, pasajeros, relojes y bancos,
parejas que se besan tras reencuentros,
me quedo con las curvas de tu espalda,
que me llevan a nuevos andenes,
huyendo de rutas estipuladas.

miércoles, 22 de junio de 2011

Deseando huir

Deseando huir…al mar,
a las esquinas que doblan esta calle que parece no tener fin,
a los reencuentros del verano…
Deseando huir del laberinto de piedras y lluvia



Deseando huir…

martes, 21 de junio de 2011

Sentada en el muelle del verano

¿Escuchas esos murmullos de notas
que van y vienen,
que se quedan flotando en el aire,
inundando las montañas y los valles
de las sábanas?

Esa voz descafeinada de orquesta
que atraviesa las paredes de mi habitación
desde la plaza de la iglesia,
me ha invitado a volver a aquellos veranos,
aquellos tiempos de primeras copas,
sueños y proyectos aplazados.

Me pierdo en aquel mar calmado
de luciérnagas en el muelle,
con el puerto al fondo
y las ondas de los susurros del pueblo
nadando hacia la lejanía.
El sonido de las mareas,
arrastrando las palabras
de aquella pareja
que no tenía miedo a amarse
debajo del primer soportal,
en las últimas horas,
justo al lado del MacBurger.

Y otra vez, esa música de fiesta
que llega desde la otra orilla…

Recuerdo aquellos veranos de mares,
de silencios en el muelle,
disfrutando del frío de la noche,
descubriendo algo más de mí misma.
¿Qué será de mis mañanas?

Jugando a la introspección.

Respira, una y otra vez, el temblor
de aquel momento,
de encontrarse a solas con la vida.

Sentada en el muelle del verano,
donde embarcaron viejas despedidas.
Si me quedo sin anclas, quizás algún día,
pueda ver qué hay más allá
del horizonte, mas allá,
de aquellas luces,
de aquellos puntitos centelleantes
que anuncian un futuro…

Si pudiera volar, aunque solo fuera esta noche,
me acercaría hasta el horizonte
de aquel verano,
intentando descubrir qué ocultaba tras él,
abordando el abismo de la incertidumbre
rozando las lágrimas tranquilas
de aquel mar, de aquel mar de
dudas calmadas y sombrías.

Si es de noche
y una música lejana de orquesta
llega desde la otra orilla,
desde la plaza de la iglesia
o desde tu más íntima melancolía,
cierra los ojos y vuelve a aquel verano,
al muelle donde empezó tu vida.

martes, 17 de mayo de 2011

Los espectros que me rodean

Rompiendo cadenas,
hoy me he despertado así,
cansada
de un presente opresivo,
de medir maneras por no herir.
Hoy he aprendido
a distinguir
lo accesorio de lo esencial,
qué almas son gemelas y
cuáles son los espectros que me rodean
solo por interés, por convenio,
con contratos que yo nunca he firmado
y que estaría dispuesta a romper.
Como cadenas, que fueron impuestas,
que angustian mi día a día,
intentando llevar la carga
que desde hoy
ha empezado a librarse de mí.
Aparcando falsas sonrisas,
he llegado a comprender que
en este mundo
las amistades impuestas
son la mejor farsa de la sociedad,
de un grupo convencional
que no tiene ningún otro lugar
al que agarrarse para intentar
sobrevivir,
en un mar de hipocresías,
de envidia, de personas sobreactuadas,
un mar en el que hoy he descubierto
quién lleva el mejor disfraz. 

domingo, 1 de mayo de 2011

No sé si sabes...

No sé si sabes que no he venido para nada,
que no pretendo ser algo pasajero,
esta vez no quiero ser una mercancía de cambio,
pero a veces eres tan difícil,
que hay días en los que
no comprendo tus actos,
ni tus modos de vivir.
Tu excesiva impulsividad,
que choca continuamente
con mi monstruosa reflexividad.
Y eso que yo era la poeta…

Dime qué es lo que he hecho,
dime por qué el día desaparece
sin saber nada de ti,
sin volver a los lugares
donde nos encontramos
aquella primera vez
en la que los nervios
nos hicieron algo más adultos.

¿Recuerdas aquel momento?

¿Recuerdas aquel momento?
Nada, no recuerdo nada.
Te vas, con ruido, te vas.
A veces salgo a la terraza,
es el único lugar donde puedo volver a ver el pasado,
volver a reconocerte, a enseñarte a atar los zapatos,
a comprarte aquel muñeco que tanto te gustaba.
Huyendo de mi cabeza emborrachada,
compartir mi ausencia con las palomas,
que vienen siempre a visitarme,
llenándome el silencio de mis labios,
el papel en blanco de mi mente.
Solo viendo a las plantas os recuerdo,
en aquellos veranos de infancia,
en aquel tiempo en que los años
no habían pasado factura a mis recuerdos.
Y ahora que vivo sola,
me dan miedo las noches,
sin mi compañero,
sin los poemas de sus tardes,
ahora que mi siglo termina,
que todos los amigos han muerto,
deseo volver con fuerza,
pero el reloj se ha parado
en la hora en la que
desaparecen todas las fotografías,
todas las mañanas de verano.
Vuelve, vuelve y enséñame el pasado.

martes, 19 de abril de 2011

"A mil kilómetros del sur": IV-A veces

A veces arriesgamos demasiado,
y esta vez tampoco supe jugar mis cartas.
Aquí, sola,
en la arena,
pensando en mi pasado.
Vendiendo mi vida a cambio de
locuras, de insensateces moribundas.
Últimamente tengo la sensación
de que el mar lleva más salitre de la cuenta,
parece que todas las bateas han venido a por mi,
como trampas mortales,
desde mis rías,
como amenazas que me anclan a la lluvia,
eterna de verano,
de un verano contigo
y de unas maletas sin mí.
He perdido mi interior
por buscar el fuego de tu mirada.

Quizás sea que hoy es un mal día,
pero de todas las promesas
que nos hicimos,
solo quedan escombros
con restos de cielo de ciudad.
De todas las horas que viví a tu lado,
me quedo con las ausencias,
con el echarte de menos,
con las sombras del pasado
y el oeste de tu mar.

A veces arriesgo demasiado,
nunca se me dio bien jugar a las cartas.

jueves, 7 de abril de 2011

El calendario ha cambiado su ritmo...

El calendario ha cambiado su ritmo
se deja llevar por una nueva melodía.
Abril empieza diferente,
esta vez lo intenta con acordes de blues,
pero algún tipo de melodía alegre cambia sus planes,
sus habituales intenciones de lluvia.

Los horarios de verano han llegado a los parques,
y yo vuelvo a salir acompañada,
buscando un rincón para perderme,
de mi guitarra y mis libretas,
para conocer los misterios de tu cuerpo.

La tarde se escapa en Bonaval
y apareces desbandado de tus estrictos horarios,
invitándome a volver a la ciudad,
acompañándote al mejor de los anocheceres.
Sabes tan bien como yo
que un buen día de sol
nunca puede terminar en camas separadas.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Eclipsados por el miedo al futuro

Mañana te llevaré a ver el mar,
Ahora duerme y olvida esos problemas
Recuerdo tu voz calmada,
Imagino aquella noche
Abrazados en el sofá del piso.

Navegamos en busca de ilusiones,
Utilizando corazonadas como guía.
Nadie más creía en lo nuestro,
Cuando perdíamos el rumbo,
Aquellas noches en que era tan bonito soñar.

Puede que algunas cosas hayan cambiado,
Inmergidos en bañeras de errores,
Eclipsados por el miedo al futuro.
Recuerdos nostálgicos de aquel otoño
Diferente,
Astromántico,
Silencioso en tus labios.

Teníamos una manera diferente de aventurarnos,
Usuarios veteranos del amor a corto y largo plazo.

Sorprendentemente, algunas cosas han cambiado
Objetivamente para mejor.
Nadie puede negar ahora todo lo que hemos aprendido,
Riendo en las calles más desiertas de la ciudad,
Interrogando a las dudas que ocultaba el compromiso.
Soy feliz a tu lado y no quiero acercarme al final del viaje,
A pesar de que no me gusten los problemas, los prefiero a la soledad.

domingo, 20 de marzo de 2011

"A mil kilómetros del sur:" III-En huelga ante mis ojos

Después de viajar al pasado, de saltar barreras de tiempo,
atravesando aduanas con elevados impuestos,
he conseguido saldar todas mis deudas con ese estado
de beneficencia sentimental.

Y tú mientras tanto…
En huelga ante mis ojos.

Después de perder mi presente, de cambiar mis monedas,
caminando contra las leyes de nuestra naturaleza,
he conseguido perder el miedo a la justicia
caprichosa de tus maneras.

Y tú mientras tanto…
En huelga ante mis ojos.

Después de descubrir mi futuro, de falsificar los salvoconductos,
jugándome la vida y la inocencia,
He conseguido descubrir las sintonías de radio
en medio de mares de interferencias.

Y tú mientras tanto…


domingo, 13 de marzo de 2011

Las promesas que un día nos hicimos...

Las promesas que un día nos hicimos
Cayeron
               l
                 e
                    n
                        t
                          a
                              m
                                   e
                                       n
                                           t
                                             e             
                                                                                                                  
como los viejos propósitos de enmienda,
como las hojas muertas en las que escribimos
nuestras locuras y nuestros sueños.
Y después de meses de pesadillas,
intentando olvidar el daño que nos regalamos,
aquel verano en que todo perdió el sentido,
consigo volver a mirarme en el espejo,
sin las luces que deslumbraban mi voluntad,
sin tener que luchar contra mis principios.
Sin ti.

Aunque me hayas quitado la vida,
vendiéndome sueños imposibles,
tu tiempo ha terminado,
ahora soy algo más fuerte,
he superado las fronteras que me tendías,
y por fin vuelvo a ser libre,
como un viajero que no teme a los idiomas,
que no entiende de territorios prohibidos.


Un viaje en autobús, una parada menos...


Un viaje en autobús, una parada menos,
pudo cambiar el destino de mi vida;
pero nunca me atrevo a lanzarme,
ya lo sabes, no me atrevo a perder,
a perder algunas cosas.
Aunque parezca valiente, a mí también me da miedo caer.

A cambio de un sueño
que no entendía la muerte en el subconsciente.

Huías de las piedras,
de una ciudad con esquemas.

sábado, 5 de marzo de 2011

Karlsruhe 23:54

Escucha el sonido del último tranvía,
nos aleja separándonos del último carnaval,
de la multitud de los locales,
del ir y venir de máscaras.  
Rodeados de palabras desconocidas,
con mis pupilas perdidas
en el reflejo de la ventana,
memorizo momentos para una vida.
Sieh mir noch einmal in die Augen,
bevor du gehst.
Me quedaré en esta noche,
en el recuerdo de las palabras,
en los viajes que inventaron para nosotros.
A pesar de que el tiempo nos invite a copas de olvido,
yo siempre intento decir que no,
prefiero perderme en el pasado.
Una vez más, como cada carnaval
desde entonces,
prefiero perderme en las calles de Karlsruhe,
en el tranvía de las 23:54.

lunes, 21 de febrero de 2011

Noches de Jazz

                                                 Léase con "Almost Blue" de Diana Krall.
                                            http://www.youtube.com/watch?v=_z7X8fbNIkI


Me invitaba a escuchar jazz,
a dejarme llevar por las líneas del contrabajo.
La lentitud de aquel octubre
me enseñó a apreciar                           
                                                             los matices de la voz,
                  los colores del piano.

Como una noche presentida,
sin vasos ni alcohol,
paseamos por callejones desconocidos,
como una tentación que no entiende de maneras.
Sin poder resistir.
Déjate llevar, yo te guiaré.
Como dos locos intentando mantener el equilibrio.

Cerrábamos las salas,
buscando un segundo más de conversación,
un último acorde antes del adiós.
Un último motivo que me lleve a no dormir esta noche.
Otra noche más sin ti,
como un funambulista perdiendo el equilibrio.


La lentitud de aquel octubre
me enseñó a apreciar
                                                              los matices de tu voz,
                                                                                                             la suavidad
                                                              de tus manos.

martes, 8 de febrero de 2011

Ecos de mareas (Con "Diario Anónimo")

Fusionando procesos creativos con "Diario Anónimo" (diarioanonimo.blogspot.es ) ha salido esto! Un modo diferente de escribir (a dos manos) aunque con la misma esencia de mar y norte.


Puede que el tiempo se haya olvidado de nosotros,
de rescatarnos de estas ruinas,
de los vasos rotos,
de las rutinas perdidas.
Puede que los días hayan volado contra el viento,
que la niebla haya dejado marcas en tu espalda,
entretanto busco un final inacabado
y encuentro en otros labios lo que no me diste,
pero tu sombra siempre me visita
en los momentos más oscuros de la noche.
Despierto,
sigues a mi lado,
inmóvil, fría, indefensa,
disfrazada de mentiras y apariencias.
Mi eterna noche de jueves,
mi cena de domingo.
Aquellas playas que un día recorrimos,
hoy fotografías y bolsillos de arena,
nos miran con ojos de ternura
como recuerdos que volvieron a la vida.
¿Y si algún día fueses tú la que volviera?
Momentos que se mueren en los bares,
en las noches en que fuimos más que amigos,
en los amaneceres a tu lado,
tus palabras en el rompeolas
y los ecos de las mareas nocturnas
retumban en mis oídos
como un vuelo de gaviotas solas.
Puede que los amaneceres que nos esperan
sean a diferentes horas,
que te bese como nunca
y me ames como siempre,
que en algún poema descubras
los sitios en los que podríamos haber estado,
que recordemos las batallas ganadas
y no olvidemos las historias perdidas.
Ahora que todo puede ser como era
aquí tienes las llaves,
róbame el corazón.

domingo, 6 de febrero de 2011

Tarde de otoño y terrazas

Parecían una pareja reciente, sin complicidades de café.
Él la miraba intensamente y ella hablaba del último verano,
de viajes en furgoneta y luces de fiesta,
de noches, de canciones y danza,
de hoteles y alcohol.
-¿Recuerdas?-
Mientras tanto él asentía, reía,
intentando acercarse distraídamente a sus manos.
Diferentes maneras de cautivar.
Yo los observaba desde mi mesa,
haciendo que escribía una nueva canción,
aunque solo estuviese dibujando bocetos de su historia.
-Fuimos los reyes de la noche,
tus cuatro cuerdas y mi manera de bailar.-
Teloneros de estrellas en días de decadencia.
Pasaron minutos, miradas,
gestos y caricias intencionadas,
él se puso serio y dijo algo acerca de la inspiración,
de compartir la vida, del amor.
-Tenía algo que enseñarte pero necesitaba una guitarra.-
Sus dos miradas se encontraron con la mía
y yo no pude esconder mi sonrisa.
-Perdona chica, ¿cuánto cuestan tres minutos de tu alma?-
Él empezó con acordes menores,
letras sobre noches en puertos,
viajes, pueblos y recuerdos,
meses en el backstage del silencio.
Ella lloraba, sorprendida por sentimientos que desconocía,
emocionada por una voz que la amaba desde las sombras.
Aquella tarde de otoño y terrazas,
una pareja muy reciente me pagó el café,
sin saber que me regalaban
una historia más para mis páginas.

lunes, 31 de enero de 2011

"A mil kilómetros del sur": II-Como una estatua en el parque.

Como una estatua en el parque, ahí estás tú,
inmóvil, pétreo,
sin saber cómo moverte.
Sin poder acercarte a mí,
sin darme el abrazo que llevo esperando
todo este viaje.
Como dos estatuas en el parque,
estáticos, inertes.
Los niños nos miran sin saber por qué estamos tan parados,
detenidos probablemente en el pasado.
La claridad de tus pupilas
perdidas en el estanque de mis ojos, 
pensamientos que juegan en los vaivenes de la memoria.
Y yo sonrío, intentando cortar el viento que nos separa.
Como dos estatuas en el parque,
cansadas de mirarse sin saber qué decirse.
Te acercas,
despedazando los segundos que hay entre nosotros,
olvidando los mil kilómetros de los últimos cinco años.
Sin preámbulos destrozas mi armadura,
sin prólogos comienza mi locura.

jueves, 27 de enero de 2011

"A mil kilómetros del sur": I-Reincides.

Puede que el mundo haya girado
a la misma velocidad durante millones de años,
que el universo se expanda hasta límites insospechados
y las galaxias jueguen a intercambiarse estrellas.
Puede que el espacio limite nuestros actos
y que el tiempo sea una trampa mortal,
ya sabes que las dimensiones a veces nos engañan.

Creías que no caerías en la trampa, que tu corazón esquivaría
los ataques intencionados del pasado,
decías ser fuerte e inmune a los juegos de tres.
Sin embargo esta vez tus pasos te han traicionado,
te han llevado a caminos insospechados,
a lugares a los que jurabas no volver.
Reincides, una y otra vez, en esos labios,
reincides y te pierdes en los relieves,
en los surcos que marcan la piel.
Te pierdes en los recuerdos.
Descubres los secretos del temblor,
las caricias más prohibidas,
el eco de los susurros dichos a media voz.
Las ganas de coger trenes a media noche,
de huir a mares de sirenas,
de probar suerte en el sur.
Y juegas todas tus cartas,
y vuelves a las viejas postales,
a los sueños de manzana.                              
Reincides, en un universo paralelo,
en esa cuarta dimensión,
las maletas te esperan,
en silencio cierras la puerta.
En dos días estarás en el sur,
en tu Mediterráneo de color azul.

miércoles, 26 de enero de 2011

Mañana será un gran día

Si mañana fuera el día de mi muerte,
dedicaría toda la noche a escribir versos
que hablaran del sentido de la vida.
Desvelaría todas las cosas que nunca he dicho,
escribiría más de cincuenta te quiero
e innumerables serían las gracias
a todos los que han estado en alguna de mis páginas.
Me acordaría de mis padres,
de mi hermana,
de los amigos que siempre han estado,
de las personas que
algún día
me dejaron sin aliento por ser tan maravillosas.
De mis abuelas, que siempre están conmigo,
de las calles de Santiago, de profesores,
primeros besos y últimos abrazos.
Recordaría tus palabras,
nuestras noches de conciertos y la música.
Olvidaría mis contradicciones,
mis miedos a las migrañas,
a tener de nuevo ansiedad
y a perder parte de mi vida
casi perfecta.

A veces vemos las cosas bajo lentes divergentes
que aumentan el tamaño de los problemas
sin darnos cuenta, a veces
magnificamos hechos magníficamente insignificantes.

Pero si mañana en vez de muerte
descubriera de nuevo la vida,
no dudaría en decir te quiero,
te necesito o te he echado de menos.
En preocuparme menos
por los hechos insignificantes
y en disfrutar más
de los minutos de mi tiempo.
Cantaría,
estudiaría (más),
hablaría y saltaría,
incluso haría más ejercicio.
Reiría y lloraría de emoción
al ver las pequeñeces de la vida.
Rompería mi escudo de indiferencia.
Visitaría más a mis abuelas,
daría abrazos a mis padres
y volvería a jugar con mi hermana.
Te daría todos los besos que mereces
y no volvería a faltar a ningún concierto.
Viajaría
y seguiría descubriendo a gente que me deje sin aliento.

Mañana…mañana será un gran día.


jueves, 13 de enero de 2011

Miraremos el pasado con distinto color...

Miraremos el pasado con distinto color,
con la perspectiva de los años
y el desgaste de la experiencia.
Será como volver a leer una novela,
como ver una película por décima vez:
aunque conozcamos de sobra los diálogos
siempre habrá novedades en las escenas.
Sin necesidad de guión ni de finales estipulados,
libres de críticas y reseñas,
tocaremos melodías de recuerdos,
acordes que nos transporten a principios de siglo.
Recuperaremos páginas de momentos cotidianos,
de noches inolvidables,
de tristezas y alegrías,
de canciones improvisadas para decirnos tanto.
Y aunque algún día de madrugada
olvidemos cómo se baila bajo la luna,
siempre habrá un cine abierto
que proyecte nuestros fotogramas.