lunes, 20 de febrero de 2012

Las farolas alumbraban la calle

Las farolas alumbraban la calle,
dejaban un sabor extraño en el aire,
un sabor de invierno y zumo de naranja.
Las ramas aun sin hojas arañaban el viento
y allí, a lo lejos, se intuía la oscura noche
de las montañas, la soledad de la tierra
y los caminos sin asfalto.
En esos lugares en los que me enseñaste
a mirar las estrellas, a descubrir Orión.
Esas noches a las que vamos sin querer.
Cinco minutos más de espera
bajo estas luces naranjas y después,
después el mar. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario