miércoles, 26 de enero de 2011

Mañana será un gran día

Si mañana fuera el día de mi muerte,
dedicaría toda la noche a escribir versos
que hablaran del sentido de la vida.
Desvelaría todas las cosas que nunca he dicho,
escribiría más de cincuenta te quiero
e innumerables serían las gracias
a todos los que han estado en alguna de mis páginas.
Me acordaría de mis padres,
de mi hermana,
de los amigos que siempre han estado,
de las personas que
algún día
me dejaron sin aliento por ser tan maravillosas.
De mis abuelas, que siempre están conmigo,
de las calles de Santiago, de profesores,
primeros besos y últimos abrazos.
Recordaría tus palabras,
nuestras noches de conciertos y la música.
Olvidaría mis contradicciones,
mis miedos a las migrañas,
a tener de nuevo ansiedad
y a perder parte de mi vida
casi perfecta.

A veces vemos las cosas bajo lentes divergentes
que aumentan el tamaño de los problemas
sin darnos cuenta, a veces
magnificamos hechos magníficamente insignificantes.

Pero si mañana en vez de muerte
descubriera de nuevo la vida,
no dudaría en decir te quiero,
te necesito o te he echado de menos.
En preocuparme menos
por los hechos insignificantes
y en disfrutar más
de los minutos de mi tiempo.
Cantaría,
estudiaría (más),
hablaría y saltaría,
incluso haría más ejercicio.
Reiría y lloraría de emoción
al ver las pequeñeces de la vida.
Rompería mi escudo de indiferencia.
Visitaría más a mis abuelas,
daría abrazos a mis padres
y volvería a jugar con mi hermana.
Te daría todos los besos que mereces
y no volvería a faltar a ningún concierto.
Viajaría
y seguiría descubriendo a gente que me deje sin aliento.

Mañana…mañana será un gran día.


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