Miraremos el pasado con distinto color,
con la perspectiva de los años
y el desgaste de la experiencia.
Será como volver a leer una novela,
como ver una película por décima vez:
aunque conozcamos de sobra los diálogos
siempre habrá novedades en las escenas.
Sin necesidad de guión ni de finales estipulados,
libres de críticas y reseñas,
tocaremos melodías de recuerdos,
acordes que nos transporten a principios de siglo.
Recuperaremos páginas de momentos cotidianos,
de noches inolvidables,
de tristezas y alegrías,
de canciones improvisadas para decirnos tanto.
Y aunque algún día de madrugada
olvidemos cómo se baila bajo la luna,
siempre habrá un cine abierto
que proyecte nuestros fotogramas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario