Últimamente me siento en el borde de la cama,
justo antes de dormir.
Y pienso que en los próximos mil seiscientos días
no volveré a sentirme así,
no volveré a ver esa lámina tras la puerta.
Y cierro los ojos, retengo el momento y respiro.
Y todos mis miedos aparecen de repente
y todas mis dudas
y todos los interrogantes que adornan mis sentencias.
¿Qué será de mí en dos semanas?
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