viernes, 31 de diciembre de 2010

A donde te lleven los pasos

Hay cientos de lugares que aun no conoces,
rincones de la ciudad llenos de gatos,
de historias que esperan ser descubiertas.
Caminas por las calles de Milán sin rumbo fijo,
a donde te lleven los pasos,
sin saber que a la vuelta de la esquina
se esconden los secretos de tu alma,
joven y desnuda.
Miras el reloj y te das cuenta de cómo corre el tiempo,
de cómo se presta el invierno para bailar despacio.
Y ahora que paseamos por Santiago,
cierras los ojos y respiras,
respiras envolviéndote de recuerdos del otoño,
esos meses que cambiaron tu vida
y te dieron una sonrisa diferente,
con más luz y algo más de picardía. 
Y ahora que paseamos por Santiago,
me hablas de pasadizos, de noches romanas,
de autobuses y alcohol, de canciones italianas.
Y yo sigo aquí con mis discos, con mis letras inacabadas,
admirando tu valor,
escuchando el silencio que un día me regalaste,
rodeada de apuntes, libros y atlas,
echando de menos tus descubrimientos musicales,
esperando al verano para poder seguir
conociéndote.

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