No sé si sabes que no he venido para nada,
que no pretendo ser algo pasajero,
esta vez no quiero ser una mercancía de cambio,
pero a veces eres tan difícil,
que hay días en los que
no comprendo tus actos,
ni tus modos de vivir.
Tu excesiva impulsividad,
que choca continuamente
con mi monstruosa reflexividad.
Y eso que yo era la poeta…
Dime qué es lo que he hecho,
dime por qué el día desaparece
sin saber nada de ti,
sin volver a los lugares
donde nos encontramos
aquella primera vez
en la que los nervios
nos hicieron algo más adultos.
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