Toda mi vida entra en el corcho de la
pared.
Toda mi gente inmortalizada en los
colores saturados
del papel mate que me ofrecieron como
“mejor acabado para tus mejores
recuerdos”.- Puro marketing-
Todos me miran desde allí,
ven como estudio ocho horas al día,
como escojo la ropa con la que saldré
esta noche,
el modo en el que duermo después de
leer
ese libro de autoayuda,
después de pensar que no sé qué
hacer
con mis días,
jugando en mi desván desordenado
de sentimientos.
Son caras felices, inundadas de sueños
y motivos,
miradas llenas de luz y cercanía.
Son las almas que me acompañan
en mis momentos de soledad.
Amigos de una vida,
los que siempre aceptan mis rarezas,
mi gusto por tener peculiaridades.
Los que siempre me perdonan,
aunque hayamos perdido la batalla.
Son los cuerpos con los que compartiré
esta noche de juventud y discotecas.
En mi corcho ahí sigue la foto que nos sacamos en el edificio de las Naciones Unidas :)
ResponderEliminar:D Qué recuerdos! Aquel viaje fuera impresionante! La mía es en el Monte Pilatus
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